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Iruecha

Es muy difícil, por no decir imposible precisar cuando se establecieron los primeros pobladores en lo que hoy es la localidad de Iruecha.  Ciertamente en las proximidades se han encontrado restos de herramientas de piedra talladas por los hombres del Paleolítico (un periodo de tiempo vastísimo, que abarca desde hace más de 2 millones de años hasta hace unos 12.000, aunque no sabemos en realidad como sería el entorno de Iruecha en esos tiempos).  Estos parajes estarían totalmente deshabitados, únicamente visitados ocasionalmente por los miembros de alguna banda de cazadores que en los diversos navajos acecharían a sus presas en los meses de verano, cuidándose de no ser a su vez ellos mismos presas de otros depredadores.

Hace aproximadamente 12.000 años la cultura humana en la Península Ibérica  había evolucionado lo suficiente como para que tuviese importancia relativa el intercambio de productos de unas zonas y otras, lo que llevaba aparejada un incremento de la riqueza de algunas regiones, que comerciaban unas con otras.  Paralelamente el hombre empezó a actuar activamente sobre la naturaleza, por una parte cultivando la tierra y por otra domesticando animales.

Los pueblos se hallan donde están los caminos, no son los caminos los que unen a los pueblos, como en un principio pudiera parecer.  Esa es la explicación de porqué desde antiguo hay zonas especialmente despobladas, y otras donde la densidad de habitantes es muy elevada. Desde los tiempos de las bandas de cazadores, estos solían apostarse a lo largo de los caminos que los animales salvajes empleaban en sus migraciones anuales, vados de ríos, piedemonte de puertos de montaña, etc. Iruecha y la sierra del Solorio se encuentran situados en la encrucijada de dos de esta vías de comunicación. Una es la que desde Alcolea del Pinar, comunica la Meseta con la llanada de Teruel y la salida al mar. La importancia de esta vía de comunicación son los asentamientos de Herrería, Albarracín, etc. La otra vía de comunicación es la que por el valle del Jalón, une la Meseta con Aragón.

En esta época (en torno a unos 10.000) años empiezan a ser importantes los almacenes donde las diversas comunidades guardarán las cosechas y los animales domésticos.  Estos almacenes a su vez son pieza codiciada de otros pueblos donde la climatología no permite hacer un gran acopio de cosechas o animales, razón esta por la que ya en estos tiempos, los asentamientos humanos se harán  fortificados, en lugares de fácil defensa y en las cercanías de manantiales.  No parece probable que en la actual Iruecha hubiese en esta época neolítica un asentamiento permanente, aunque sí los hubo en las proximidades (Torremocha, La Coronilla, posiblemente Codes, y más cerca aún el cerrillo de Peñarubia).

Es más que probable que fuese aquí el lugar del asentamiento de la “primitiva Iruecha”, en tiempos neolíticos, como lo atestiguan las laderas aterrazadas, claramente para soportar un cinturón de murallas, y los dos menhires que en la actualidad aún persisten, como mojones, marcando el principio y final de un recinto sagrado, que es el que en la actualidad ocupa la ermita de San Roque.  El asentamiento en cualquier caso sería muy pequeño.  Tal vez únicamente fuesen tres casas, construidas como los actuales corrales de bardoma, un modelo constructivo donde se cobijaban personas y animales, semejante a las pallozas celtas del Norte de España, y que ha permanecido invariado hasta el siglo XX.

Hay diversos estudios que afirman que en la antigua Celtiberia se hablaba una lengua de la que el  idioma euskera actual sería una reminiscencia. Si esto es así, tal vez el lugar fuese conocido como Iruechea”, o sea “las tres casas” por los habitantes de los asentamientos de las proximidades, topónimo que arraigaría y que llegaría hasta la actualidad.

Primitivamente, las incursiones y pillajes de unos pueblos hacia otros, fomentó las primeras asociaciones de comunidades, esto acarreó que se formaran en el interior de la Península ibérica una especie de confederaciones de pueblos, unidos entre sí por lazos de amistad y alianza, pero nada parecido a los reinos que existían en el Levante, unas de las vías de comunicación con el interior de la Península era precisamente la que pasaba por lo que hoy es Molina, Maranchón… Por esta ruta llegaron sin duda a los habitantes que por aquí vivían el conocimiento del cobre, el bronce y posteriormente, el hierro.

Esta situación de confusión, y de guerra estacional casi permanente duró hasta la llegada de Roma, de hecho esta se aprovechó con mucha habilidad de las desavenencias y rivalidades de unos grupos con otros para poco a poco ir dominando a todos los que habitaban en el interior peninsular. En concreto, la zona de Iruecha estaba poblada por la tribu de los arévacos, una población de origen celta, considerados los más poderosos de los pueblos celtíberos, aunque los diferentes poblados nunca formaron una alianza permanente frente a los invasores foráneos, primero los cartagineses de Aníbal, y luego las mucho más poderosas legiones de Roma.

Con la caída de Numancia, la última gran batalla en el interior peninsular del ejército romano hacia el año 133 a.C, puede decirse que la Celtiberia queda pacificada definitivamente. Es entonces, con la Pax romana cuando empieza a cobrar importancia la otra vía de comunicación cercana a Iruecha, la que iba desde Toledo hacia Zaragoza, pasando por Alcalá de Henares (Complutum), Medinaceli (Ocelis), Calatayud (Bilbilis), etc.  Zaragoza era la principal ciudad en la importantísima ruta que conectaba la ciudad de Astorga (Asturica Augusta) y las cercanas minas de oro de las Médulas, y el puerto de Tarragona (Tarraco) donde el metal se embarcaba para Roma.

Una vez pacificada la zona bajo la autoridad de Roma, unos pastores que quizás con un carácter permanente hubieran hecho sus casas en el lugar conocido como el Cerro de la Herradura cercano a  Valdequesera, por donde discurriría un permanente caudal de agua, hoy inexistente, pero que en esta época, conocida climatológicamente como “período cálido romano”, al tener una mayor temperatura media se caracterizaba por una mayor pluviosidad, y por lo tanto una mayor abundancia de cursos superficiales de agua. Tal vez el primitivo asentamiento del cerro de Peñarubia estuviese ya abandonado.

No sabemos si Iruecha se pobló o despobló en el transcurso del imperio romano. De haberse despoblado sería en los años que marcaron el fin del dominio de Roma y la irrupción de los grupos bárbaros. Siglos convulsos de los que no conocemos apenas nada, y en los que la zona del valle del Jalón se convirtió en zona de frontera entre el dominio de lo que conocemos como pueblos Suevos, y los restos del  imperio romano, para ser definitivamente dominado por los visigodos.

En el año 711 se inicia otro período trascendente en la historia de España. Comienza la invasión islámica, que en poco tiempo será prácticamente ocupada, señal del poco arraigo en la población que tenía la dominación visigoda.

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Iruecha

Muy pronto los musulmanes convierten a la antigua Ocelis romana en la capital de la llamada Marca Media. De hecho el nombre de Medinaceli es un nombre netamente árabe: “Medina (ciudad)-Ocelis” o sea que no le cambiaron el nombre a la ciudad, lo que demuestra que cuando un topónimo está arraigado es muy difícil que desaparezca. Cabe suponer que la invasión islámica no acarrearía en principio un cambio poblacional para los habitantes de la primitiva Iruecha. Prácticamente la mayoría de los habitantes peninsulares fueron muladíes, es decir, que se convirtieron sin demasiados problemas  a la nueva fe. Lo que sin duda influyó fue un cambio en las razas de pastoreo que hasta entonces había.

En los tiempos de la dominación islámica, la época de abundancia de agua ya había pasado. Casi con toda seguridad el asentamiento del Cerro de la Herradura estaría abandonado así como otros asentamientos que había en las proximidades como los de Torremocha, Coronilla, Hoya  de la Loba, etc. Es posible que los que habitasen el lugar se trasladasen poco a poco a un sitio más cercano a la laguna, siempre permanente, y a la fuente que aún existe en la actualidad, pero en cualquier caso, no se trataría de un pueblo al uso, sino de unas simples casas más o menos agrupadas, construidas aparentemente al azar, como en la actualidad nos encontramos con las parideras de La Pedriza. Y tal vez, aunque evidentemente esto es  imposible de comprobar, de esta época o de alguna muy cercana en el tiempo venga el dicho de “Iruecha, tres veces hecha”, referido a los asentamientos del cerrillo de Peñarubia , el del Cerro de la Herradura, y el definitivo, el actual. En sus correrías, el Cid transitó por estos lugares. Es casi seguro que si lo hizo por la actual Iruecha, pasó de largo sin darle la menor importancia, habida cuenta de su diminuto tamaño. Tal vez por esto no figura en el Cantar.

Un hecho que confirmaría que el asentamiento actual de Iruecha es de época islámica, sería la importancia que cobró el Valle del Mesa, donde los árabes desarrollaron un complejo sistema de riego, que en gran parte aún subsiste en la actualidad, y cuya vía de acceso desde la entonces importante localidad de Alcolea del Pinar, pasaría precisamente por donde ahora transcurre la carretera. Esta vía de comunicación sin duda existía desde mucho tiempo antes, pero es en la época islámica cuando adquiere una importancia mayor, lo que sería un elemento más de interés para hacer el asentamiento precisamente allí.

Las gentes de la zona, podía decirse que “vivían peligrosamente”. Iruecha y la sierra del Solorio se transformaron en zona fronteriza en torno al año 1000 cuando al desplomarse el Califato de Córdoba a la muerte de Almanzor, se establecieron los reinos de Taifas, concretamente entre la poderosa taifa de Zaragoza y la no menos poderosa de Toledo. Las rapiñas entre unos y otros serían relativamente frecuentes en estos tiempos.

Sería en 1129 cuando el rey de Aragón, Alfonso el Batallador conquistará la plaza de Medinaceli, Molina y  el territorio circundante. Posteriormente volvería a manos almorávides por un tiempo, para ser de nuevo reconquistada por el noble castellano Manrique de Lara.

La otra posibilidad  de que  el actual nombre de Iruecha tuviese un origen concreto, pudiera ser con la conquista del territorio del entorno de Iruecha por Alfonso el Batallador, rey de Aragón y Navarra.  En estos tiempos en los valles del Norte había un grave problema de sobreexplotación del territorio debido al aumento de población. No era raro que los reyes ofrecieran fueros y libertades especiales a los súbditos que tuvieran el arrojo de repoblar algunas zonas fronterizas, sometidas a algaradas morunas o a cabalgadas cristianas de reinos enemigos, aunque la probabilidad de que el origen del nombre de Iruecha sea prerromano es mayor, pues parece lógico pensar que cuando estos colonos navarros llegasen a la zona, si es que llegaron, ya existiría una población, con un nombre. No parece probable, habida cuenta de los numerosos restos arqueológicos hallados en las proximidades, que el lugar de Iruecha tenga un origen medieval.

Iruecha volvería entonces a ser zona de frontera, esta vez entre los reinos cristianos de Castilla y Aragón, sometida a los vaivenes de los señores de Medinaceli y de Molina, en continua lucha de unos con otros, y entre medias los reyes de Castilla y Aragón.

Únicamente en tiempos bajomedievales, cuando las guerras de expansión entre Castilla y Aragón tocaron a su fin es cuando puede decirse que Iruecha y su entorno gozaron de un período largo de paz, como no se conocía desde la época del Imperio Romano.

La expansión demográfica acontecida a finales de la Edad Media pudo propiciar el asentamiento de un grupo mayor de pastores-agricultores en el lugar ya conocido como Iruecha seguramente desde tiempo inmemorial. Esto acarreó la creación de lo que actualmente conocemos como un pueblo, algo diferente a las “tres casas” que primitivamente había en aquél lugar. Se levantarían casas muy parecidas a las tradicionales que conocemos.

Será entonces, hacia 1400, al final de la Edad Media, cuando la actual Iruecha comience a crecer, y se establezca el actual núcleo de población de una manera definitiva, y posiblemente cuando desaparecieran los otros núcleos próximos, como el que posiblemente hubiese en los alrededores de la antigua ermita de La Lastra.

Los nuevos tiempos trajeron un aumento demográfico en la zona, Iruecha y otros pueblos de las proximidades van tomando poco a poco el aspecto que actualmente podemos ver. Se edifican las iglesias, las ermitas, se empiedran las calles, se roturan cada vez más los campos. Finalmente hacia el siglo XVI se introduce el ganado mular en las explotaciones,  lo que será la última gran innovación agrícola implantada.

Es entonces desde el siglo XVI cuando ya Iruecha es una entidad semejante a lo que ahora conocemos. Un pueblo con su ayuntamiento, sus calles y un régimen de vida que se ha mantenido casi inalterado con el tiempo hasta llegar a los albores del siglo XX, sometido a los vaivenes de la Historia de España, pero ya como un pueblo más.

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Iruecha 1624

Desde la creación del condado de Medinaceli en 1368, la historia de un gran número de pueblos y aldeas, abarcando una amplia zona del norte de Guadalajara y sur de Soria, ha estado estrechamente relacionada con la casa de Medinaceli. Nuestros abuelos nos han relatado historias, a veces leyendas, de cuando los “comunes” de estos pueblos todavía pertenecían al condado de Medinaceli.

En 1787 el vecindario del Ducado de Medinaceli era de unos 400.000 habitantes. Un estudio con detenimiento de la documentación del Archivo Ducal de Medinaceli, nos completaría y nos facilitaría muchos más datos respecto a nuestra historia.

En cuanto a la población de Iruecha, el censo del Marqués de Ensenada de 1752, le daba unos 469 habitantes. , este censo era por vecinos. Los límites de la provincia eran muy diferentes, ocupando pueblos de Guadalajara (Maranchón, Mazarete, Atienza), La Rioja y Burgos. El censo de Floridablanca del año 1787, más completo que el anterior, establece para Iruecha 502 habitantes, en este mismo censo Judes tiene 579, Santa María de Huerta 107, Arcos de Jalón 424, Chaorna 160 y Soria capital 3.640. Este censo además nos proporciona datos por edades y estado civil: la población de Iruecha era muy joven, al igual que la población de la época, con más del 50% menor de 17 años, y sola una quinta parte pasaba de los 40 años. Y además datos sobre la ocupación: la  mayoría son labradores, pero también menciona a 1 cura, 1 sacristán, 2 estudiantes, 7 jornaleros, 5 fuero militar, 1 capellán de ánimas, 1 cirujano, 1 maestro, 1 herrero, 1 escribano, 2 tejedores y 2 zapateros. Proporción similar a los pueblos limítrofes, aunque como curiosidad se mencionan  en Judes 5 hidalgos o en Santa María de Huerta 66 religiosos.

En el censo de 1857 Iruecha tenía 493 habitantes, Judes 555, Arcos de Jalón 679 y Soria 5.191. En la franja de edades, sigue siendo una población muy joven, pero ya se aprecia un aumento de los comprendidos entre los 25 y 40 años.

En los siguientes censos 1877, 1887, 1900 y 1910. La población de Iruecha, y la provincia de Soria en general está bastante estabilizada. Iruecha en torno a los 600 habitantes, Judes de 650 a 700,  En 1874 se construye la estación de ferrocarril en Arcos de Jalón, dando el empuje definitivo a la red de comunicaciones en torno al valle del Jalón. Arcos de Jalón está a 180 Km. de Madrid y 160 de Zaragoza, a partir de 1877 ya tiene unos 1.159, Santa María de Huerta en 1877 ya sube hasta los 640. La provincia de Soria está en unos 150.000 y Soria capital sobre 7.000. Estos censos  aportan datos referente al nivel de instrucción,  con un porcentaje alto de analfabetos, especialmente entre las  mujeres.

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En los siguientes censos 1920 – 1930, mientras Iruecha sigue estabilizada con 590 y 575 habitantes, más o menos como Judes (625 y 559), Arcos de Jalón despega de los 1.394 a los 2.335 en 1930, Santa María de Huerta de los 894 a los 1.326 y, en cambio la provincia de Soria, comienza un retroceso importante pasando de los 151.000 a los 116.000 habitantes en 1930.

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Evolución de la población de 1752 a 1930, en Iruecha, Judes, Santa María de Huerta y Arcos de Jalón.

En cuanto a la división provincial, en 1810 España se divide en prefecturas, en el caso de Soria tenemos 3: El Ducado de Medinaceli, Soria y Osma. En 1833 se reduce la provincia, se divide el Ducado de Medinaceli, muchos términos pasan a Guadalajara, quedan en Soria Iruecha, Arcos de Jalón,  Medinaceli, etc.

Merece una mención especial el Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de España de 1847, elaborado por  Pascual  Madoz, que detalla para Iruecha los alumnos que asisten a la escuela, unos 50, las fuentes de agua potable, los edificios, tipos de tierra de cultivo, industrias, etc. hasta el presupuesto municipal (6.149 reales). También aparece Algondrón, como granja de la villa de Santa María de Huerta, que perteneció a los monjes de Santa María de Huerta antes de la exclaustración de 1835-1845, con un clima muy propenso a reumas, fuente de agua abundante y muy saludable, caza de perdices, conejos, liebres en abundancia, lobos, zorras y ciervos. Población 2 vecinos y 8 almas.

En el Diccionario Geográfico de España de 1959, Iruecha todavía tiene 526 habitantes, pero disminuyendo debido a la emigración a Madrid y Barcelona principalmente. Se menciona que en el archivo municipal se conservan documentos del siglo XVIII (otra de las fuentes de documentación que deberíamos estudiar detalladamente, seguramente algunos de estos libros ya no existirán y habrán servido para encender más de una hoguera, pero otros quizás se encuentren en algún sitio o en el Archivo Histórico Provincial de Soria. Otras fuentes documentales son los libros de la Iglesia, que se deben hallar en el Archivo Diocesano de Sigüenza, puesto que hasta hace poco Iruecha ha pertenecido a la Diócesis de Sigüenza.).

A partir de 1975 viene el declive de Iruecha y el resto de pueblos de la comarca. Deja de tener Ayuntamiento propio en 1970, en los últimos censos apenas llega a los 30 habitantes. Incluso Arcos de Jalón que vivió un gran auge gracias al ferrocarril y la carretera, llegando  a más de 3.000 habitantes en los años 60, en los 80 bajó unos 1.600. Medinaceli hasta 1860 fue cabecera de comarca, pasando de 1.500 habitantes hasta los aproximadamente 600 de la época actual (núcleo antiguo y barrio de la estación).

La zona del Alto Jalón se halla inmersa en una época de incertidumbre respecto al futuro. Pero a pesar de todo existen elementos de esperanza: Potenciación de un turismo diferente, ecológico, sano y saludable, animado por los focos que pueden suponer Santa María de Huerta, Medinaceli… Colaboración de los que nos hemos ido y los que se han quedado, inversiones por arreglar las casas y evitar la destrucción del patrimonio de los pueblos. Trabajos de recopilación de tradiciones y otros aspectos culturales, etc.